El artista colombiano Alejandro Frieri nos presenta una serie de esculturas, que como organismos vivos, están en constante transformación. El conjunto de cerámicas representa formas esenciales que nos rodean, llenas de curvas, espacios, luces y sombras, fluyendo en una suerte de equilibrio natural.
En este sistema complejo de estructuras orgánicas, el artista va encontrando a través de la materialidad del barro, elementos únicos y abstractos que van mutando a partir del trabajo manual, y del tiempo que requiere el proceso único de la cerámica. Las resonancias, como prolongaciones del efecto de transformación constante, dan cuenta del desarrollo vivo que experimenta cada una de las piezas en su naturaleza de secado-humedad-secado: casi como un pálpito constante que cambia su tamaño y textura.
La idea primaria de cada escultura aparece en un movimiento particular, que Frieri va desarrollando de manera intuitiva sobre la materia, llevando la pieza a un espesor muy delgado, otorgándole su estado de fragilidad. Esa intención inicial se transforma a partir del quehacer del artista, en que, en un estado de meditación activa, va oprimiendo la masa, que varía en una continuidad fluida de ondulaciones, arcos y vacíos.
Las piezas de Frieri permiten que el espectador sea partícipe a través de sus sentidos, deslizando la mirada sobre los volúmenes que componen estos organismos escultóricos, observando la arcilla al desnudo en tonos tierra, y reconociendo estructuras tridimensionales que se encuentran en el entorno natural, en otros seres vivos y en su propio cuerpo. Las proporciones y formas orgánicas escultóricas, nos aproximan a magnitudes en macro y micro, que evocan las diversas dimensiones de la condición humana.
Lunes a Viernes de 10 a.m. a 6 p.m.
Sábados 11 am – 5 pm
Calle 70A # 9 – 24. Quinta Camacho. Bogotá
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