Memento Mori, aquella frase latina que alude a recordar que moriremos e invita a conservar nuestra naturaleza perecedera, es un dictamen que aparenta enclaustrar todo en un presunto y anhelado final. Sin embargo, la diferencia entre la vida y la muerte se hace manifiesta en la tensión sostenida por la obra de arte y la cosa/útil. Las vivencias propias del mundo circundante de el artista Jorge Magyaroff se dan en su interacción con las herramientas y los materiales que, al servicio de su labor, le permiten cuidarse y comprenderse. La familiaridad con las herramientas del taller, que nace de su manipulación extendida hasta lo que permite su materialidad, excede el entendimiento de que el objeto es una cosa dispuesta solo para su uso funcional. Se le subjetiva, se le permite aspirar en su función finita a formar parte, a partir de lo que deja con su presencia, también del universo de las obras de arte. 

El desplazamiento de los límites sostenidos por los artefactos coleccionados, los restos del quehacer artístico y el actuar desde la austeridad, dan bienvenida a la producción de la novedad que subvierte al abandono.