En la Sala #2 se exponen las propuestas de las artistas colombianas Miriam Londoño, María Paula Suárez, Anamaría Gutiérrez de Piñeres y Maria Mercedes Otero, y de la italiana Luisa Adelfio, que tienen en común un trabajo en torno al texto y conforman la exposición El Poder de la Palabra.
Las obras hacen referencia al texto y al lenguaje. Las propuestas de las cinco artistas que viven en diferentes partes del mundo, se enfocan en el uso del cuerpo del texto tradicional como espacio de expresión y experimentación material. Con el fortalecimiento de la digitalidad en los últimos años, encontramos en estas prácticas análogas un sentido y valor potenciado porque cada vez más, estas se convierten en una postura consciente y elegida. La insistencia de trabajar en la escritura física y la materialidad del texto, y así mantener el ejercicio análogo, devela que siempre habrá nuevas maneras de entender y vivir el gesto corporal que es escribir.
En la serie de Sopa de Letras de Maria Mercedes Otero se percibe como la artista busca comunicar y conectar con el espectador, a través de frases o palabras que resuenen con el público y lo hagan pensar o reír. Su obra produce una activación sensorial y expresión sintetizada a través de la palabra y el color.
Miriam Londoño desarrolla su obra en torno al papel, un material que se presta a todo tipo de transformaciones conceptuales y formales. En lugar de escribir sobre el papel, la artista utiliza la pulpa líquida para trazar letras y palabras como si tejiera una red en el espacio. Sus trabajos son libres de soportes lo cual les permite que los escritos y dibujos tomen cuerpo por sí mismos y se suspendan en el aire. Los textos están basados en fragmentos de literatura y poesía colombiana y universal.
En palabras de María Paula Suárez: “trabajar en dos idiomas me ha permitido entender mis realidades desde diferentes perspectivas, como si fuera una persona diferente en inglés y otra en español.” La artista utiliza los bordados en capas junto con evocadoras imágenes de palabras y frases poéticas elaboradas en los dos idiomas, donde las palabras románticas y sugestivas responden al “quehacer” mundano. Aquí la palabra se vuelve un medio para mostrar intenciones que responden a pensamientos y estados de ánimo de la artista.
Por su parte, Anamaría Gutiérrez de Piñeres recurre al alambre soportado por lo que se intuye es un papel de cuaderno, y como en una tarea, trata de que se entienda un lenguaje indescifrable pero que se percibe al observar. La tridimensionalidad de este lenguaje, a partir del contraste de luz y sombra, deja entre leer un texto múltiple, reflejado y suspendido.
Luisa Adelfio plasma el texto sobre sus esculturas en papel, que representan columnas de los templos romanos, transcribe sus párrafos favoritos de la literatura, y busca dejar constancia de que las experiencias personales, todo lo leído y la información recibida trascienden los tiempos.
Cada artista, a su manera, usa el texto para expresar su idea, sentimiento y vivencia, o se apoya en la literatura como inspiración y material expresivo. En estas propuestas se realza El Poder de la Palabra que prevalece en todos los tiempos.