Los pequeños actos cotidianos que se convierten en ceremonias, como pautas de vida, como pruebas de nuestro existir son los fundamentos de ésta investigación; justamente por su naturaleza efímera a menudo pasan desapercibidos sin embargo son los cimientos que sostienen lo que queda, cada vez que nuestra estructura de vida nos llama a re-configurarnos, de hecho podríamos afirmar que nosotros somos lo que hacemos repetidamente.
La mayor parte de las personas creemos que la vida se rige por grandes eventos sobre los cuales no tenemos necesariamente alguna influencia mientras es cierto todo lo contrario, son los pequeños gestos que repetimos a diario los que pueden modelar nuestro modo de pensar.
No se trata de discutir la orientación positiva o negativa de dichos actos, más bien de la potencia creativa albergada en su repetición y cómo se traduce a gestos meditativos y visuales.
Todo la reflexión tiene inicio en la preparación del té por las mañanas, ceremonia que en Asia tiene una enorme importancia en la socialización y en el compartir conocimiento, en este caso es una ceremonia íntima e individual, uno de los primeros actos meditativos, de introspección, que de modo totalmente casual se convirtió en la lectura que daba una impronta al día, es así que surge el planteamiento de una cartografía emotiva donde ha sido posible habitarme.
El dibujo que define las formas a modo de silueta, hace parte de la síntesis necesaria en los procesos deconstrucción y re-significación. Es justamente esa ausencia de contenido dentro de las figuras que subraya la presencia y la potencialidad de algunos símbolos que componen la obra, como los contenedores volátiles abiertos, inicios de frases que otros pueden completar o como el uso del texto de las bolsas de té que me acompañó por más de un año, exacerbando entonces su tamaño justamente para darle no solo una orientación escultórica sino para convertirlo en una obra con carácter monumental, si se piensa en la dimensión y funcionalidad inicial que puede tener una bolsa de té.
Al final son líneas que están tejiendo impalpables pensamientos que evocan nuestra capacidad de habitarnos aun en el precario vacío de tener que re-inventar nuestro contenido. Esta obra es un modo para desdibujar definiciones con el reto de permitir a nuevas palabras, ideas y trazos de recopilar una identidad inédita e indefinida, sin resistencia, pensar que los vacíos no son espacios para colmar sino oportunidades para construir.
Andrea Castro
Entérese de nuestros eventos y exposiciones