La obra de Oscar Villalobos constituye una especie de metáfora cromática sintonizada con la preocupación contemporánea sobre el porvenir del planeta. El artista es conocido por sus “paisajes urbanos”, en los que se explicita su interés por la movilidad citadina, en particular por Transmilenio, pero es más reconocido aun por sus representaciones de la vegetación libre, de grandes árboles y de flora incontrolada, de la selva: “marca de origen” de sus obras. Villalobos es oriundo del Guaviare y la selva brota espontánea y sigilosamente por entre la trama y la urdimbre de sus lienzos.